
Sin limpieza no hay belleza.
Antes de que me digas «sí, pero es que me da pereza», déjame contarte que si quieres un rostro fresco, terso y libre de impurezas, la limpieza es un gesto imprescindible.
¿El único? No el único, pero sí el primero para que el resto sean efectivos y el “sacrificio” merezca la pena.
Para ser más clara, la limpieza de tu rostro es un poco como lo de barrer y fregar la casa.
Ya puedes vivir en un casoplón de diseño, con una decoración increíble y una luz espectacular, que si tu vivienda está llena de polvo y pelusas, no luce igual.
Que de poco te sirve, vaya.
Por el contrario, si vives en un pisito pequeño, de 50 metros cuadrados, pero lo tienes mono, cuidado y LIMPIO, con cuatro muebles de IKEA, un poco de gusto y un par de plantas, resulta de lo más acogedor y agradecido.
Vamos, que lo de la limpieza (*importante: mañana y noche) no es negociable.
Ya puedes invertir en las cremas más caras del mercado, que sin una buena limpieza facial previa, es mejor que te las ahorres.
Sin embargo, tener esta rutina interiorizada hace que el resultado de cualquier tratamiento que uses sea mucho más agradecido y eficaz.
Hagamos un repaso para poner en orden conceptos y responder varias preguntas que nos habéis hecho sobre limpieza facial.
¿Cuántos tipos de limpiadores faciales hay en el mercado?
Un montón. Así a bote pronto los podemos agrupar en:
- Leche limpiadora
- Agua micelar
- Bálsamo desmaquillador
- Toallitas desmaquillantes
- Limpiador espumoso
- Jabón
- Lociones con AHAs
- Aceites limpiadores
Es probable que conozcas otros, están saliendo nuevos formatos de continuo, pero en esencia, estos son los que hay.
¿Hay alguno de ellos que sea mejor evitar?
Nuestra manera de entender la piel pone el foco en su equilibrio y en mantenerla lo más cerca posible de su ph natural.
Por lo tanto, descartamos el agua micelar y los limpiadores espumosos: son demasiado alcalinos, demasiado astringentes y deshidratan la piel.
¿Qué pasa con las lociones con AHA? Con moderación (mucha/toda). Es cierto que dan una sensación de luminosidad inmediata, pero son demasiado ácidos. Sobre todo, si tu piel tiene un bajo contenido en grasa.
¿Nuestra apuesta? Las leches limpiadoras, los bálsamos y los jabones suaves.
Por eso, vamos a centrarnos en estos 3 productos.
¿Cómo sé cuál es el limpiador que necesito?
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Dicho esto, si tu piel es sensible, tiene dermatitis, cuperosis o rosácea, te recomendamos con los ojos cerrados que utilices una leche limpiadora. Desde el minuto cero notarás la suavidad en tu cara y cómo los picores y reacciones se calman.
- Si tu problema es que el rostro se te seca mucho, lo sientes deshidratado e incluso se te descama, sin duda, los bálsamos limpiadores te ayudarán a repararla.
- Y si lo que te pasa es que tienes un exceso de secreción sebácea y el acné, los jabones naturales pondrán fin a la grasa sin ser agresivos.

¿De verdad es necesario limpiar el rostro con producto mañana y noche?
Sí. No hay ni alternativa ni opción.
A la hora de acostar, para eliminar la suciedad, polución, restos de cosméticos y maquillaje acumulados durante el día.
Por la mañana, para refrescar, quitar el sudor y tu tratamiento de noche y potenciar los beneficios de tu rutina de día.
Y no, el agua sola no basta. Eso y no utilizar nada, más de lo mismo.
3 dudas prácticas que nunca nadie te ha resuelto
¿Qué producto debería usar si me maquillo?
Sin duda, un bálsamo. Lo elimina tan bien que puedes hacer la prueba del algodón sobre tu piel y te saldrá blanco.
¿Cuál es el más recomendable cuando no me he maquillado?
Una leche limpiadora, porque limpia y cuida a la vez.
¿Puedo combinar diferentes productos?
Claro. Con la cosmética pasa igual que con la ropa: ni tienes siempre las mismas necesidades ni por aroma ni por textura te apetece lo mismo.
El error que hace que no limpies bien tu piel
Esta es la equivocación más importante que todas cometemos alguna vez: no enjuagar el limpiador que uses con agua.
Utilices lo que utilices, SIEMPRE debes aclarar el producto con agua. Sí, la leche limpiadora también.
Piénsalo, ¿acaso friegas los platos y los dejas con jabón?
Ya puestos, te recordamos que para que notes los resultados, lo suyo es que después tonifiques siempre la piel con un tónico o un hidrolato.

¿Cómo entendemos la limpieza facial en Nasei?
Permítenos hablar un poco de nosotras.
En Nasei tenemos 3 productos de limpieza facial:
Una leche limpiadora de almendras dulces y mejorana tan suave, que puedes usarla como desmaquillante de ojos.
Lleva mejorana, cultivada en Toledo, y es antiinflamatoria, así que ayuda a rebajar la hinchazón de cuando te levantas por la mañana.
¿Cómo la uso?
Empieza por agitar para mezclar bien su parte acuosa con la oleosa.
Masajea la piel en círculos sin olvidarte de ojos, cuello y escote. Ojo, su textura y su olor son tan agradables, que esta parte, puede crear adicción.
Después, retira con agua templada aclarando directamente con las manos o, si te gusta más, con la ayuda de una toallita de algodón orgánico.
Si eres fan de la doble limpieza, después de la leche limpiadora, aplica un poco de jabón antes de aclarar con agua.

Un bálsamo limpiador de oliva y eucalipto que «huele a bosque».
Con aceite de clavo, para estimular el riego sanguíneo, darle un chute de energía a tu rostro y hacer una limpieza profunda, pero no agresiva.
No hay waterproof que se le resista. Es nuestro limpiador más potente.
¿Cómo funciona?
Coges una cantidad pequeña del tarro y lo derrites sobre el rostro con movimientos circulares para convertirlo en un agradable aceite que disuelve las impurezas de los poros y las arrastra hacia el exterior con un efecto imán.
Luego, lo retiras con una toallita limpiadora de algodón humedecida en agua templada.


Y un jabón herbal de pomelo y geranio hecho con tanto mimo y cariño que tarda 16 semanas en estar listo.
¿Por qué tanto tiempo? Porque dejamos macerar las flores de caléndula en aceite de oliva durante dos meses para aprovechar todas sus propiedades.
No tiene sulfatos, por eso respeta el manto protector de la piel y lo nutre.
Como lleva pomelo, naranja dulce y hierba limón es rico en Vitamina C, así que neutraliza la acción de los radicales libres.
Entonces, ¿me lavo la cara y ya?
Eso es. Empieza por humedecer con agua tibia, después frota las manos con la pastilla y aplica por cuello y rostro, por último, retira con agua.
Tú eliges si hacerlo directamente con las manos o con ayuda de una toallita de algodón orgánico (como ves, una toallita de algodón orgánico es algo muy útil).

¿Cuándo es mejor usar cada una de ellas?
Leche limpiadora: Siempre es una buena opción.
Úsalo en cualquier época del año. Mañana y noche.
Bálsamo limpiador: Como su textura es bastante untuosa, te recomiendo utilizarlo sobre todo en invierno.
A mí me encanta desmaquillarme con él por la noche, porque la sensación de limpieza dura hasta la mañana siguiente.
Jabón: Cuando tú quieras. Mañana y noche. Es genial en verano, para retirar el exceso de sudor, de salitre o cloro.
¿Por qué nos gusta tanto?
Leche limpiadora de almendras dulces y mejorana: Porque limpia y calma. Todo en uno.
Bálsamo limpiador de eucalipto y oliva: Porque es sinónimo de bienestar instantáneo y limpieza profunda con un único gesto.
Jabón herbal de pomelo y geranio: Porque nos ahorra tiempo. Es ideal para tenerlo a mano en la ducha y salir de ella con los deberes hechos.

¡Ah! Como buenas esteticistas, te recomendamos pasar por cabina para una limpieza profunda 2 veces al año. Ya sabes, la constancia es lo más importante, pero todos los hogares necesitan una limpieza general cada cierto tiempo.
¿Cómo lo ves? Esperamos que con esto tengas clara la vital importancia de este primer paso en tus cuidados.
No te quedes con las ganas de preguntarnos cualquier duda que tengas sobre limpieza facial ni de darnos tu opinión sobre el tema.
Escríbenos a hola@naseiorganic.com ¡Nos hace mucha ilusión recibir tus correos!
Texto de Verónica Martín y fotografía de Lorena Aviñon