Posiblemente en alguna ocasión hayas experimentado una situación similar: llevas más de dos semanas deseando que llegue tu esperada sesión de masaje corporal y al entrar a la cabina -sientes que a pesar de la ventilación-, el ambiente está cargado de "un no se qué" difícil de explicar.
Es como una sensación plomiza en el aire que te afecta a la experiencia plena de relajación y bienestar.
Y no es concretamente ningún mal olor, sino de una especie de "aura" que se genera con el paso seguido de las personas.
Esto que a simple lectura puede parecerte un comentario holístico, no es más que la descripción de lo que emanamos con nuestra propia energía.
Si las plantas realizan la fotosíntesis, los humanos realizamos un proceso fundamental para nuestro bienestar: la respiración.
A través de este gesto tomamos oxígeno y liberamos dióxido de carbono, un intercambio vital que nos mantiene vivos.
Más allá de esta función fisiológica tan necesaria, también realizamos procesos que influyen en nuestra energía, como la reflexión, la creatividad, la resolución de problemas y la capacidad de adaptación, que podríamos comparar de alguna manera con la fotosíntesis de las plantas.
Además, está más que comprobado que el estado de ánimo influye en todo nuestro organismo; pensamientos, emociones y experiencias influyen en la energía que proyectamos hacia los demás y por tanto en nuestro entorno, lo que en ocasiones si ser conscientes de ello, la vamos liberando allá por dónde pasamos, como si de una estela de perfume se tratara.
Y lo mismo le ocurre a la vegetación, cuando el espacio donde se encuentran está saturado, sus hojas se marchitan.
Ojo, que no se trata de juzgar a nadie, todo lo contrario, pues todas las personas tenemos derecho a tener un día torcido, sentirnos intranquilas y/o con ansiedad, y cuando esto sucede buscamos momentos de paz que nos devuelvan el ansiado equilibrio.
De ahí los benditos masajes, sesiones de psicología, yoga y meditación.
Se trata es que dejemos a un lado la vorágine y nos adentremos en un instante de calma y quietud.
Por este motivo, junto con la experiencia propia de esteticistas así como realizar tratamientos en cabina, decidimos crear un producto que nos liberara tanto a nosotras como a nuestras clientas de esa sensación negativa que queda en el ambiente tras cada sesión de belleza con el paso de la gente.
Para ello plasmamos en un listado aquellas sensaciones que nos producen bienestar cuando nos encontramos saturadas:
- La frescura que aporta la lluvia tras una tormenta de verano.
- Pasear por la orilla del mar y respirar su aire.
- El aroma placentero al inhalar el rocío mañanero en una rosa.
- La primavera, y con ella, el resurgir de las flores de azahar.
- Una siesta reparadora.
- El efecto remineralizante de un baño.
Lo complicado iba a ser como capturar la esencia de estos momentos, pero nuestra mente curiosa nos ayudó a buscar la manera de enfrascarlo en botellas.
Como buenas alquimistas, indagamos observando en nuestra naturaleza la manera de llevarlo a cabo.
Para ello hicimos una mezcla de hidrolato de rosas y azahar, por eso del aroma al agua fresca de las flores.
Por otro lado, añadimos agua de mar, cuya composición en oligoelementos ioniza el espacio cuando se pulveriza.
La ionización es aquello que nos hace sentir bien.
Su carga negativa tiene efectos beneficiosos en la salud, principalmente debido a su capacidad para purificar el aire y combatir la contaminación.
- Mejora del estado de ánimo: Se ha demostrado que los iones negativos pueden estimular la liberación de serotonina en el cerebro, lo que puede tener un efecto positivo en el estado de ánimo y la sensación de bienestar.
- Aumento de la energía: La exposición a iones negativos ha sido asociada con un aumento en los niveles de energía y una reducción de la fatiga.
- Combate a la contaminación: Los iones negativos pueden ayudar a neutralizar y eliminar contaminantes del aire, como bacterias, virus, hongos y olores desagradables.
Con todo esto, solo quedaba darle un toque de aromaterapia; característica insignia de la casa Nasei.
Elegimos aceite esencial de petitgrain, obtenido de las hojas del naranjo amargo mediante destilación al vapor.
El petitgrain con su característico aroma cítrico, es conocido por sus propiedades de reducir la ansiedad y promover la relajación, convirtiéndolo en un aliado ideal para combatir el estrés diario.
Además, su aroma evoca una sensación de alegría asociada a la infancia. Es la fragancia más famosa de las aguas de colonia.
Por otro lado, añadimos nuestro querido aceite esencial de geranio.
Se dice que esta planta puede aliviar los síntomas del síndrome premenstrual (sí, las hormonas nos afectan y mucho), mejora el estado de ánimo sobre todo en los días de melancolía (típicos de días oscuros y grises) y promueve una sensación de bienestar general.
Una vez unidos todos estos maravillosos principios activos, decidimos acompañarlos de unas perlas de cuarzo rosa, por eso de potenciar el efecto ionizante.
Habíamos conseguido crear el armonizador de ambiente.
Recomendamos utilizarlo después de ventilar un espacio, que puede ser tu casa, habitación, lugar de trabajo... pero también llevarlo contigo en el bolso si acudes a una sesión de meditación o yoga, e incluso pilates, y quieres rodearte de una atmósfera sana.
Su forma de uso es muy sencilla:
1. Abre las ventanas durante cinco minutos.
Si no las hay en el lugar donde te encuentras, te recomendamos adquirir un dispositivo de purificación de aire con filtro.
2. Una vez ventilado haz varias pulverizaciones con el armonizador.
Para estancias pequeñas tres a cuatro pulverizaciones son más que suficientes.
En cambio si esta es más grande, puedes dejarlo a tu opción hasta que tengas esa sensación reconfortante.
Hay psicólogas, terapeutas y maestras de yoga que nos han dicho que utilizan el armonizador en sus salas y que muchas personas les comentan que perciben un agradable aroma al entrar, donde a posteriori muchas consiguen sentirse en calma.
Celia siempre lo utiliza en nuestra cabina de tratamientos antes de que te tumbes en la camilla y recibas tu tan esperado masaje.
La naturaleza tiene mucho que brindarnos y nosotras queremos seguir aprendiendo y nutrirnos de ella (siempre con respeto) para conseguir sentirnos bien.
Fotografías de Marta de la Orden